En una noche escura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
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¡Oh noche, que guiaste;
oh noche amable más que el alborada;
oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada, con el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire del almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
|
1.1. EL AUTOR
El autor de este poema, San Juan de la Cruz (1542-1591) fue un monje carmelita que recogió sus vivencias religiosas en sus composiciones líricas. Para explicar sus experiencias místicas, se vale de imágenes del amor humano, convirtiendo su alma en una joven (la amada o esposa) que desea el amor de su Amado o Esposo (Dios). San Juan se representaba a sí mismo como la mujer, que personificaba la parte débil y sumisa del matrimonio metafórico, simbolizando así su amor por Dios.
1.2. LA OBRA
Noche oscura del alma constituye, junto a Cántico espiritual y Llama de amor viva, lo más destacado de la producción literaria de San Juan de la Cruz.
En ella, una joven abandona su casa en mitad de la noche a escondidas para poder encontrarse con su Amado.
Esta obra pertenece al género lírico, ya que en ella el autor expresa sus emociones y sentimientos a través de los personajes, en este caso, la joven amada.
En ella se concilian la temática religiosa con las formas poéticas renacentistas, con lo que se puede afirmar que la obra fue escrita durante el Renacimiento.
El autor de este poema, San Juan de la Cruz (1542-1591) fue un monje carmelita que recogió sus vivencias religiosas en sus composiciones líricas. Para explicar sus experiencias místicas, se vale de imágenes del amor humano, convirtiendo su alma en una joven (la amada o esposa) que desea el amor de su Amado o Esposo (Dios). San Juan se representaba a sí mismo como la mujer, que personificaba la parte débil y sumisa del matrimonio metafórico, simbolizando así su amor por Dios.
1.2. LA OBRA
Noche oscura del alma constituye, junto a Cántico espiritual y Llama de amor viva, lo más destacado de la producción literaria de San Juan de la Cruz.
En ella, una joven abandona su casa en mitad de la noche a escondidas para poder encontrarse con su Amado.
Esta obra pertenece al género lírico, ya que en ella el autor expresa sus emociones y sentimientos a través de los personajes, en este caso, la joven amada.
En ella se concilian la temática religiosa con las formas poéticas renacentistas, con lo que se puede afirmar que la obra fue escrita durante el Renacimiento.
El tema principal es la unión mística con Dios.
Métricamente el poema está formado por ocho liras. La
lira es una estrofa de origen italiano traída a España por Garcilaso de la Vega
en su canción "A la flor de Gnido". Esta estrofa consta de dos
endecasílabos (el segundo y quinto versos) y tres heptasílabos: su rima es
consonante y las rimas se distribuyen: 7a 11B 7a 7b 11B.
Para determinar la estructura
interna de este poema hay que saber que en él se desarrollan las tres vías o
caminos que tiene que recorrer el Alma hasta la unión mística con Dios. Estas
vías se conocen con el nombre de vía purgativa, vía iluminativa y vía
unitiva.
- En la vía purgativa el
Alma se libera poco a poco de sus pasiones y purifica de sus pecados;
- en la vía iluminativa el
Alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y de la pasión y
redención de Cristo;
- finalmente, mediante la vía
unitiva el Alma alcanza la unión con Dios, según el modo definido por San
Juan de la Cruz como «matrimonio espiritual».
Los escritores místicos para
poder expresar esta unión espiritual se valen de imágenes tomadas del amor
humano. El amor humano es, pues, la manera de la que se valen los místicos para
explicar el amor divino: el Alma será la Esposa o Amada y Cristo el Esposo o
Amado.
El texto se puede dividir en cuatro partes:
-Primera parte (estrofas 1ª y 2ª): trata de cómo la muchacha
escapa de su casa.
-Segunda parte (estrofas 3ª y 4ª): muestra a la muchacha, ya fuera
de la casa, yendo al encuentro del amado;
-Tercera parte (estrofa 5ª): expresa el clímax que provoca el
encuentro de los amantes.
-Cuarta (estrofas 6ª, 7ª y 8ª): describe la relajación que sigue a
la pasión del encuentro.
Lo primero que nos encontramos al
analizar el texto es con el símbolo de la noche. Los escritores místicos
se valen de símbolos para poder comunicar sus experiencias. A través del
epíteto escura, que se repite en el texto con diversas variantes (A escuras
y segura, a escuras y encelada) insiste el poeta en la idea de la oscuridad
de los sentidos que ha de ser previa a la ascensión del alma.
Por otra parte, la oscuridad
favorece la idea de secreto (mística significa «sabiduría secreta») que
también se repite varias veces en las tres primeras estrofas:
por la secreta escala
disfrazada
— a escuras y encelada.
— en secreto que nadie me
veía.
En el v.6 nos encontramos también
con una paradoja —otro recurso místico para poder expresar lo inefable
de esta poesía—: a escuras y segura. La oscuridad normal nos hace
caminar inseguros, pero esta oscuridad en el sentido explicado más arriba sí
permite al alma elevarse con seguridad hacia Dios.
El alma, pues, avanza segura y
encuentra una luz especial que hace que se transforme la "noche oscura"
en "noche dichosa"; que propicia el encuentro con el Amado, a
quien se alude mediante una perífrasis (sin decir su nombre):
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
Mediante la metáfora,
el poeta identifica el aire que mueve las hojas de los cedros con un abanico
que refresca a los amantes
En la
última estrofa se alcanza el clímax del poema: el Alma se une definitivamente
al Amado y descansa del largo camino que ha tenido que recorrer. Mediante la aliteración
del sonido /m/ se intenta cargar de afectividad y amor esta escena:
Quedéme y olvidéme;
el rostro recliné sobre el Amado
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado
La aliteración de /s/ en
el estribillo: estando ya mi casa sosegada que nos sugiere la idea de
silencio y soledad expresada en las correspondientes estrofas.
Para
finalizar podemos decir que el poema que acabamos de comentar es típico de la
poesía mística de San Juan de la Cruz. Mediante repeticiones, los elementos
intensificadores de todo tipo, los distintos símbolos que utiliza, la
estructura perfecta del poema e las imágenes tomadas, el poeta ha logrado
transmitirnos las sensaciones que el Alma experimenta en su camino ascendente
hasta alcanzar la unión mística con Dios.
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